El Relato de la Canción SloMo (Varys como Atractor de Caos)

Voy a unir al principio del escrito: la película Titanic, la canción de Chanel, SloMo, la Guerra del Opio en el siglo diecinueve entre los imperios chino y británico (donde bajo el segundo estaban de aliados los franceses y los rusos…, sí, ahora resulta raro, la historia da muchas vueltas) y la serie "Juego de tronos". ¿Pueden unos puntos tan distintos tener alguna coherencia y conexión? Eso es lo que queda fuera de la ciencia y por ello la narración parece tener cierta prioridad sobre la primera. Bajo la narración el humano es capaz de unir unas historias tan distintas, porque en el fondo las narraciones operan a nivel holístico, a nivel de unir en un todo la realidad, aunque esta parezca ofrecer una fuerte resistencia como para que no sea así. En el fondo la capacidad narrativa tiene que ver más con el humano que con la realidad, pero esto a la vez tiene sentido con la idea Renacentista del humano como la medida (la media o estado intermedio) del universo. Entre la pura materia de un planeta muerto y el sentido que emerge en la vida, en donde esta sólo puede "hablar" a través del hombre…, y de vuelta a lo mismo, no a través de la ciencia que analiza lo muerto, lo inerte, lo inconexo de todo y de nada, sino a través de la capacidad narrativa del cerebro y de la historia humana.

A ver por donde empiezo a unir todas las piezas expuestas arriba. Como lo más actual es la canción SloMo, está será el inicio del relato. Dos canales de YouTube a los que sigo están llevados por personas vinculadas a la música. Los dos, cada uno por su cuenta, han dicho que, en la canción de Chanel, la música parece ir por un lado y la voz por otro. Pero es que una parte constituyente de la música es la polifonía, y en este caso es un tipo de contrapunto. La capacidad de varias voces de melodías (o incluso de ritmos en canciones modernas) para ir a la par, o separarse, pero con distintos tonos, voces o texturas, dentro de una canción. Una de las diferencias más claras entre el pop y el rock, es que en el primer estilo lo principal es la voz humana, que lleva de acompañamiento unos instrumentos. El pop suele partir de un cantante (paso de liar el escrito con los géneros: cantante puede ser un hombre o una mujer u otros géneros). Esto de nuevo cambia en las canciones de ritmos más marcados, como la música disco o el actual reguetón, donde tanto la voz como la música parecen competir para llevarse el protagonismo. Esta división que he creado no es tan taxativa, dentro del rock hay canciones donde cobran mayor importancia la voz, como es el caso de las baladas, y en el pop a veces se deja que tome el primer plano la música. Bajo mi punto de vista en la canción SloMo (tal palabra proviene de Slow motion: cámara lenta y por ello, quizás, ritmo lento) voz y música "danzan" para ceder o ganar el protagonismo, como así es el caso que se da cuando un hombre y una mujer bailan, pero no sin cierta lucha, y deseo sublimado, de seducirse o resistirse el uno al otro. Quizás es lo implícito dentro de los bailes de ritmo latinos: la mujer en ningún momento se vuelve sumisa al hombre, pero este tampoco quiere perder su capacidad de poder. Esto mismo sale a relucir tanto en la letra —de marcado acento feminista— como en la coreografía de la canción de Chanel, donde uno o varios hombres interactúan con el baile de la cantante de origen cubano, mientras a la vez las dos mujeres acompañantes a veces bailan a la par con Chanel.

Qué es lo importante de lo dicho arriba y dentro de una canción. Su narrativa… ¿cómo? Las distintas voces y ritmos tienen que crear una unidad, donde tal unidad está en la mente (o grupo de mentes) del creador (o creadores). O sea, es desde la unidad de un fin que un artista crea su obra. Sea un cuadro, o sea una escultura o una canción, el artista contiene en sí mismo una unidad (individualidad), o una sola voz, que es la que ha de emerger como un todo congruente. Esto tampoco es taxativo y ahí es donde cobra sentido la polifonía, como la unidad de muchas voces, y/o la música dodecafónica, donde la unidad parece perderse.

En los últimos escritos, más tendentes al nihilismo (o quizás los de los dos o tres últimos años… puede que se dé una gradación a más), he dicho que el cerebro no es unidad, sino que cada módulo trabaja y procesa por sí mismo la información, cuestión por la cual —en principio— no existe una unidad mental, sino que en cada momento, época y situación, cada una de tales voces o identidades cobra un mayor protagonismo sobre las otras. Paula Olmos reúne en el libro "Narration as argument" (la narración como argumento) varios autores, en donde en uno de ellos se introducen las ideas del lingüista francés Oswald Ducrot, que junto con Jean-Claude Anscombre, creó la teoría de la argumentación en el lenguaje. Ducrot hace, a la vez, uso del concepto de polifonía en las narraciones, donde por tal idea, originada por Mijaíl Bajtín, hay que entender que durante las narraciones, o incluso durante el diálogo, no se da una sola voz, sino una pluralidad de voces, donde cada una puede tener un tipo de tono y unos fines distintos.

"La polifonía en la literatura es la consecuencia de un sentido dialógico de la verdad en combinación con la posición autoral especial que hace posible la realización de ese sentido en la página. El sentido dialógico de la verdad, tal como se manifiesta en Dostoievski, es una forma de entender el mundo radicalmente distinta a la monológica. Las novelas de Dostoievski, según Bajtín, no pueden entenderse desde dentro de la tradición monológica del pensamiento occidental, una forma de pensar sobre la 'verdad' que ha dominado la religión, la ciencia, la filosofía y la literatura durante muchos siglos."

¿Captáis a que os quiero llevar?, a qué es "verdad", o no lo es, a nivel humano. Hoy domina la opinión, la subjetividad de cada una de las voces a través de Internet y el resto de los medios. La intersubjetividad es la suma de muchas subjetividades como medio para llegar a un fin, en la medida que cada voz tiene que buscar lo que todas las voces tienen en común. Igualmente el cerebro tiene la "obligación" de llegar a sumar todas sus voces en una unidad. Ha de alcanzar un estado, finalidad o summum (estado supremo, suma de todo o estado superior al que puede llegar algo). Conviene traer a colación el origen de la palabra finalidad:

Τέλος parece haber significado originariamente "cinta", "venda", "vendaje", "ligadura". Ciertos autores derivan finis de figo (—"fijar", "grabar", "sujetar"). Onians sugiere que finis era originariamente idéntico a funis (="cuerda" ). De ello proceden, tanto para τέλoς (telos) como para finis los significados de "frontera", "límite", "término", "cesación", y, de ello, "finalidad", "cumplimiento". También para τέλος, "resultado", "salida" (en latín: eventus). Cicerón vierte τέλος por extremum (término extremo o final), ultimum (objeto último, u objetivo) y summum (término supremo). Podría decirse asimismo que el "fin" es el término en cuanto delimitación y, en cierto modo, horizonte, "ópos", de algo. El fin es, pues, lo que termina algo y a la vez aquello a que se dirige un proceso hasta quedar "acabado" o "terminado". (Fuente: Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora).

Como mi mente es más bien visual, una totalidad —y por su origen— es como cuando atamos (mientras a la vez sujetamos) varias cosas para poderlas transportar con facilidad. Lo que ahora entenderíamos por empacar, o que en vez de atarlas con cuerdas ahora las llevemos en una maleta. La metáfora o la analogía no nos viene mal: el cerebro es la maleta que aúna o porta todos los sentidos y autopercepciones, creando varias líneas de acción hacia un fin. Bajo este aspecto Oswald Ducrot y Jean-Claude Anscombre diferencian en lingüística el significado del sentido. Expresiones como "¡vaya vaya!" tienen un sentido que no puede ser reducido al significado de sus palabras, sino a algo propio dentro de la cultura española y dentro del cerebro de cada persona de tal cultura. Un solo "¡vaya!", es una interjección que expresa sorpresa, satisfacción, decepción o disgusto, mientras que dos puede ser usado a partir de connotar cierto grado de cinismo hacia aquél hacia el que se lo dirigimos. A modo de cerrar este breve párrafo, sujeto, como individuo, es una palabra polisémica, donde en otro de sus significados tenemos el verbo sujetar. Y la palabra latina summum, proviene a la vez del latín summa, nuestra actual suma, o totalidad (a la vez somero o el prefijo super-, como en la palabra superior, que es equivalente a supremo), pero a la vez ser o soy es "sum"…, desconozco si summa tiene de raíz la suma de entidades o partes (sum) o sólo es una coincidencia. No he encontrado nada en esa dirección, pero es muy posible, pues todo lenguaje y palabra compleja solía proceder de unir dos palabras o conceptos, como así es el caso de la palabra carricoche. En todo caso, "sum" o soy es lo que ahora entenderíamos por yo o la totalidad de una persona ante el resto de la sociedad.

Tenemos así que el cerebro no tiene por qué ser una unidad, pero donde seguramente la evolución se vio en la necesidad de crearla, en la dirección de basarse en la regla de mantener el control del sistema y en tanto que prefijado por la regla del mínimo esfuerzo. O sea, el yo es ese pretendido estado homeostático o de equilibrio de todas las "fuerzas" o unidades que entran en juego en el cerebro. Una tendencia más entre otras, del cuerpo, en su camino al equilibrio, al igual que el cuerpo como un todo regula el nivel de sal o azúcar, o regula el espesor y fluidez de la sangre, etc. En otros animales esa identidad se lo puede dar sus instintos (en animales básicos como los insectos), o su carácter, como ese es el caso de nuestros perros y gatos, pero donde en el hombre a la vez se suma la palabra, y esta como la capacidad de contar a los otros nuestras propias sensaciones y vivencias del presente y del pasado. Es ahí donde entra en juego la identidad narrativa para crear una narración coherente, consistente y legítima a nuestra propia identidad, unidad o yo.

Qué tenemos hasta ahora. He tratado de establecer que toda obra creativa humana puede contener muchas voces o identidades, donde la polifonía en la música y en la literatura establecen ese flujo de diálogo de varias voces, pero donde el artista es el único que tiene el sentido de la totalidad de tales voces. Ese sentido puede provenir de él mismo, de su interior, o puede venir dada una posible lectura que este hace del mundo o de una realidad concreta. En los dos casos la unidad, la suma o la totalidad, está empaquetada o sujetada a través de su propio sentido de una realidad del mundo o de su interior. Si llega a alcanzar ese cometido, y si tal sentido llega a ser armónico, bello o coincidente al sentido que tenga el resto de las personas ya es otra cuestión. A la vez he establecido —de manera somera de momento—que para que su sentido pueda cobrar validez para el resto de las personas, a de tratar de modular su cerebro a través de la intersubjetividad, que para el caso es un módulo más en el cerebro. En algunos casos, algunos artistas, no tratan de ser intersubjetivos. En muchos casos, y paradójicamente, un buen artista es aquel que no es intersubjetivo, sino que es aquel que se cierra en su propio mundo.

"La intersubjetividad (del latín inter: entre y sujeto: persona, actor, etc.) expresa el hecho de que una situación compleja es igualmente reconocible y comprensible para varios espectadores: por ejemplo, uno se pone de acuerdo sobre cómo percibe algo, cómo lo clasifica, o lo que significa (por ejemplo, 'las bicicletas son un invento útil')".

Volviendo a Chanel, seguramente ya no podréis escuchar la canción de la misma forma "original" que con respecto a todos los puntos de vista aquí planteados. Todos los conceptos que he usado, y la forma de empaquetarlos, han cambiado vuestra forma de percibir la canción…, o en otro caso, ahora podréis expresar en palabras lo que antes sólo era una emoción o sensación. ¿Qué ha cambiado? , el etiquetado, el conocimiento verbal del mundo…, que es el módulo que nos diferencia del resto de los animales (no al cien por cien, hay otros animales que como nosotros usan lenguajes complejos, pero en ningún caso ninguno tan complejo como el del humano). ¿Por qué ahora las canciones pueden crear esa sensación de falta de unidad?, como así he dicho arriba al nombrar a dos YouTuber's y sus apreciaciones. Quizás sea una muestra más de la posmodernidad, de la pérdida de unidad, de la "validación" de todas las voces, sin que tenga que predominar ninguna. En música el contrapuesto a la polifonía es la monofonía. Una única voz. Las canciones infantiles suelen ser monofónicas (¡duérmete niño, duerme te ya…!), pero al crecer nuestro cerebro deja de hablar una sola voz y "necesita" la polifonía para sentirse "tocado", emocionado. Con todo, la cuestión no es tan sencilla como dividir la música a polifónica y monofónica, ya que la complejidad de una canción tiene muchos más aspectos que esta simple división. Canciones como "lobo hombre en París", y la gran mayoría de las canciones de los 80 y 90, tuvieron mucho éxito y siguen gustando porque son un producto de un buen acabado, con un agradable sentido final de unidad y coherencia musical. Una de las claves estaba en el bajo, que es el instrumento intermedio entre el ritmo y la melodía. De alguna forma el bajo "ata" lo inconexo de esos dos aspectos de las canciones modernas. Muchas grandes canciones, como "lobo hombre en París", tienen un bajo muy marcado y latente (en general las canciones de "the cure", aunque el "dark wave" tenía como tónica una voz monótona y no pareada a la melodía). 

Vayamos a otra de las piezas del puzle nombradas arriba…, a un extraño análisis de "Juego de tronos".

A veces hago mención a los atractores de caos para referirme a aquella capacidad de los sistemas para tener un ancla que les dé cierto equilibrio, o como para que no sean caóticos. ¿Cuál de los personajes de Juego de tronos es ese atractor o ancla del "sistema"? Varys, el eunuco, apodado a veces como "la araña". ¿Por qué? Un imperio no tiene una identidad, ¿la toma cada rey durante su mandato?, pero los siete reinos han tenido muchos y variopintos reyes, sin que ninguno defina el imperio en su conjunto. En ese caso Varys está más allá de la visión del imperio, independientemente de la personalidad de cada rey y su forma de gobernar. Esto se entiende mejor bajo otro de los conceptos que maneja la serie: "el banco del hierro". Durante una conversación entre dos de los personajes dicen que el banco del hierro no es esta o aquella persona que esté al mando en un momento dado, sino que "el banco del hierro son sus piedras". Al hacer esta analogía, el personaje —creo que Stannis Baratheon— se refiere a aquello que es sólido, real y que perdura más allá del momento actual. Así para Varys el imperio no es algo intangible dependiente de cada uno de los reyes, sino sus "piedras", su estructura. En nuestro lenguaje es un país en tanto que este tiene y está formado por una cultura, la cual es la suma de todo su pasado y hasta el presente. A Varys no le preocupan las personas, le preocupa o se centra en qué es lo mejor para el imperio, y su forma de actuar tan ladina y extraña sólo cobra sentido bajo esta concepción tan concreta. Se coloca en cada situación al lado de un personaje u otro, dependiendo de cómo pueda en cada caso —y a lo largo de la trama de la serie— defender lo mejor posible esa idea abstracta de lo que ha de ser el imperio. En tal personaje vemos cómo es la "verdad" humana. Esta no está pareada a las verdades de la ciencia, se basa en ideas abstractas dentro de las narrativas o las historias dentro de cada cultura. La ciencia no puede analizar o concretar qué es una cultura o qué es un país, al modo que analiza la luna, una roca o un microbio. Ninguna ciencia humana puede ser positiva porque no trata con entes en el mundo, sino con la etérea realidad humana. Bajo mi punto de vista son sistemas complejos adaptativos y dinámicos, es por esto que España no sea hoy lo mismo que hace cincuenta años, ni lo mismo que lo que era hace dos siglos. El concepto de España se adapta de forma dinámica al flujo de la historia humana, de la suya propia, y del resto de los países. En cada momento de la historia tienen que existir "varys" que defiendan y sirvan de atractores del caos y referencien el concepto de la cultura española para el resto de las identidades y para sus propios ciudadanos. Varys es el páncreas —que básicamente regula los niveles de azúcar en sangre— del sistema que es una cultura, región o una nación. Quizás por ello le encaje el apodo de araña, pues crea una tela o estructura de red que unifique y mantenga estable a ese imperio.

En otro caso, Varys no engaña o cambia de opinión, o es que sea un tramposo o tenga una piel mudable. Su subjetividad se adapta a cada situación y sólo al analizarlo en su conjunto se entiende la totalidad de su ser. O sea, su finalidad, su summum, su sentido de ser, es alcanzar a aquella idea de lo que ha de ser un imperio en orden y equilibrado, y en cada situación usa "una" verdad u otra, sin que por ello se tenga que considerar que es un "chaquetero", puesto que tiene claro cuál es su sentido y finalidad en el mundo. Sólo hasta la quinta parte de la serie, cuando trata de que Tyrion Lannister (el enano, sorry, es para hacerme entender) se una a Daenerys Targaryen, la madre de dragones, se va aclarando ese panorama de su realidad.

(Juego de tronos maneja el concepto del bien y el mal a su modo. En cierta forma al principio todos los personajes parecen estar en un frasco removido de agua y aceite, y sólo con el tiempo tales componentes se van dividiendo, más claramente, a dos partes bien divididas. A la vez maneja el concepto de destino, pues todo parece prefijado desde el principio y hacia un fin, como así se nos hace ver en el personaje de Bran Stark, el "tullido").

Esa capacidad de mantener y crear una identidad a nivel social de Varys, ¿ha de tener algún componente equivalente en el cerebro?, o sólo es la idea que tiene el humano de sí mismo. Sí existe una idea de continuidad, cada persona sabe de sí hasta cada presente y acciona en el mundo para tratar de mantener su propia identidad ante el resto de las personas. Si el cerebro se daña, y no se puede recordar el pasado, tal sentido de la continuidad se pierde y se puede llegar a "resetear", como así lo muestra la película "A propósito de Henry". En todo caso lo que se va creando, y se puede perder, es la identidad narrativa, que no tiene por qué ser la "real", ya que esta se basa tan sólo en lo que la propia persona cree de sí misma, que no tiene por qué ir a la par de la identidad "real", o la que el resto de las personas conocidas —y que han permanecido a lo largo de su vida— tengan de ella (la ciencia dice —ha comprobado—que por lo general tenemos una percepción distorsionada de nosotros mismos, e incluso que las personas con un bajo nivel de pesimismo tienen una percepción más acertada de sí mismos que los optimistas, los cuales suelen caer en la ilusión de superioridad o el efecto Dunning-Kruger).

¿Por qué he traído a colación al personaje Varys? Hace unas semanas traté de hacer un escrito en la defensa de una sola visión de una narrativa, en la dirección de contrastarla con la actual muerte de los relatos, donde todo son opiniones y hemos llegado a la actual situación de las guerras culturales, tendentes al nihilismo, donde ya no parece existir un suelo moral o de una identidad cultural para toda un país. O sea, ¿por qué creemos que la situación actual es mejor que cuando un rey tenía una visión de su nación, y esta era la que todos los ciudadanos mantenían y compartían con agrado? ¿En qué momento la Izquierda ha pasado a creer que esa identidad que todos hemos de compartir es ella? Abandoné el escrito porque no tenía forma de llegar a ningún lado, pues en realidad no creo que haya existido en ningún momento de la historia en donde una nación al completo fuesen "todos a una". Puede que de forma esporádica aquí y allá y por breves tiempos, pero no de una forma nítida y larga en el tiempo. Las guerras —en la posición de los que se defienden— suelen ser uno de esos momentos de unidad, y ni aun en este caso la idea está clara, pues siempre habrá quien crea que prefiera el gobierno del conquistador, frente al gobierno presente (como así fue el caso de los países latinoamericanos con respecto a España).

Hasta lo dicho el concepto de atractor de caos, perfilado en la figura del personaje de Juego de tronos, Varys, no tiene relación con el anterior punto de la canción de Chanel, pero dicha unión se encuentra en el papel del artista sobre su obra. Varys tiene una idea de lo que ha de ser el imperio de los siete reinos, del mismo modo que el artista tiene una idea de sus obras, o de cada una de ellas. ¿El concepto de lo que ha de ser una nación ha de emerger desde una sola mente o ideología?, como así es en el caso de Varys. Yo hace años que ya no pinto, pues —bajo mi punto de vista— era/soy un artista, a la vez cada vez escribo menos, pues mi escritura nace desde esa misma fuente creativa… ¿por qué? Por el hecho que va venciendo en mí la pluralidad de voces, de que no existe en mí una sola voz y hacia un fin…, en definitiva, en la medida que va ganando el nihilismo, o bajo otras palabras, en la medida que ya no creo en ningún relato válido que me defina. Relato e identidad están unides (unidos, lo he puesto en plan cínico, pues una regla gramatical es la de poner en masculino cuando un término se refiera a dos sustantivos de dos géneros distintos: "el relato", "la identidad"… ¿cuánto tardará el feminismo en reivindicar sobre este "machismo" gramatical?, jajaja). 

La mente despierta ya debe de haber pensado hacia dónde va mi escrito. A qué callejón les estoy tratando de llevar, pero antes de pronunciarme sobre ello, vayamos a la siguiente pieza del puzle. En este caso la película Titanic.

Tanto en la película Titanic como en la película "Poseidón", aquella otra de un barco que se queda flotando pero dado la vuelta, comparten la idea de un grupo de gente, la mayoría, que tiene un criterio concreto sobre cómo salir del paso ante la crisis que se le presenta, frente a un grupo pequeño que tiene otro punto de vista distinto, que al final es el más acertado. ¿Por qué se repite este mismo patrón en estas dos películas, así como en otras muchas de tipo catastrofista? Arriba he hablado del concepto de intersubjetividad. Va pareado a ir a lo que la mayoría crea, o subirse al carro, o seguir las modas, etcétera. La evolución "no da puntada sin hilo", o sea, no parece dejar nada al azar. La media humana tiende a sumarse al carro: es el prototipo humano "estándar". Sale reflejado de las campanas de Gauss estadísticas. Bajo otro aspecto tienen una mentalidad convergente. Frente a ellos, una minoría tiende a analizar las propuestas menos evidentes…, busca alternativas, difieren del camino que toma el resto. Son los llamados divergentes. El primer "modo" de humano es "bueno" para los momentos en los que la sociedad va bien, pues crea unidad de grupo, o el concepto de "todos a una". Es por esto que las películas catastrofistas se "fijen" en los divergentes, sean sus protagonistas, pues es cuando su papel cobra sentido. Jack Dawson —Leonardo DiCaprio— al ser artista tenía mentalidad divergente, y en cada momento sabe analizar la posibilidad menos trillada, la menos pensada o usada por el resto de las personas. Cuál es la estrategia de la evolución: que ante casos de crisis sobreviva alguien. Si toda la humanidad fuese convergente, y de darse una situación catastrófica, todos morirían al seguir las mismas pautas, pero dada la existencia de los divergentes, se apuesta a dos posibles (o más) jugadas, de tal forma que es más probable que alguien sobreviva. ¿Se entiende ahora por qué ha habido gente que no se haya querido vacunar? ¿Por qué un Estado —o un jefe de Estado o un experto de pandemias— tendría que tener un mejor criterio que la evolución al obligar que toda la sociedad se vacune? Si se vacunasen todas las personas y a la larga esa vacuna tuviese algún problema catastrófico, toda la humanidad se podría extinguir. Sólo estoy usando un ejemplo claro para todos, no es que crea en tal idea. Yo me he vacunado, por ese lado no ha salido mi identidad divergente, pero tengo claro que el Estado no tiene por qué hacer tanta presión sobre aquellos que no se quieran vacunar.

Sobre este tema poco más tengo que decir. ¿Cómo unirlo a todo lo precedente?, si en lo social se dan varias voces y esto parece estar signado por la evolución, ¿no será la misma regla válida para las varias voces dentro de la cabeza? La plasticidad neural implica —o es— la capacidad para el aprendizaje. Un animal sin aprendizaje se basa sólo en patrones asentados en el ADN, a modo de instintos. La dualidad de "el corazón me dice una cosa y el corazón otra" está a todos los niveles en el cerebro. Una parte de las ilusiones visuales se suelen basar en tales luchas: por lo que un sentido y otro "opinan" sobre lo que el ojo cree ver. Un gran problema humano es la toma de decisiones. Es rara la vez que tengamos las cosas claras, y en algunos casos, esa "claridad" se equivoca. El cerebro humano es predictivo. Se basa en tratar de tener un mapa interno sobre la realidad que es el mundo. El mapa nunca es demasiado grande…, tiene grandes vacíos, y tiene zonas que están mal representadas. A partir de tal mapa interno tomamos decisiones. Nos equivocamos más que acertamos, pero el sesgo optimista y de autoservicio nos hace creer que han sido más las veces que hemos acertado que las que hemos fallado. Por otro lado la mayoría de los aciertos suelen ser por mero azar, más que por tener un buen criterio. La maestría la da la edad, la constante repetición de ir depurando cada vez sobre los fallos más pequeños…, y sin embargo nada más osado que la juventud.

Offtopic. En mi mente divergente nunca me gustó el personaje de Rose en Titanic por demasiados factores. Pero el que me pareció más grave y estúpido fue el de tirar la joya al mar. No es por el valor monetario de tal objeto. Se supone que era una joya que tenía una larga historia de haber pasado por distintos humanos y durante siglos. No destruía un diamante, destruía una obra cultural que pertenecía a la historia de la humanidad, que pertenecía a todos los humanos. ¿Quién no se lamentó cuando se quemó Notre Dame?, quién no cuando los talibanes destruyeron obras arqueológicas. 

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Inacabado

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