Origen del "Hombre Deconstruide"


"El mito ya es iluminación, y la iluminación vuelve a la mitología." Horkheimer y Adorno

Señor Teran, tiene claramente predilección por Byung Chul Han, el libro que menciona, al ser tan nuevo, no lo he leído, pero lo explica tan bien que uno puede dar su propia opinión (no sé cuánto añade de su propio saber y qué omite, espero no desbarrar demasiado). Byung Chul Han parece estar cerrado en su torre aislada e intelectual, pues me parece extraño que haga alusión a "la crisis de la narración" sin nombrar el posmodernismo, que es el que la ha pronunciado y ha dado un nombre a tal idea con "la muerte del metarrelato", o sea, de los grandes relatos. 

Antes de seguir esa línea de pensamiento voy a tomar otra. La narrabilidad —volver todo narrable— es intrínseca al cerebro, pues en la acción: siento hambre, detengo mi labor de escribir, me dirijo a la nevera y como; tal hecho está estructurado con un principio, un desarrollo y un final. Ontológicamente, así, el aburrimiento nos horroriza, trastorna y abruma, porque tal acontecer es un hecho sin narrabilidad. Un hecho no narrable, fuera de lo narrable, vacío. Siendo de esta manera, cuando nació el lenguaje, este generó la estructura de la narrabilidad, como el propio "odio" a lo no narrable y aburrido. Ahí pienso yo que adolece de cierto vacío la idea de la "hipótesis del lenguaje o gramática generativa", la cual dice que el humano nace con la capacidad para el lenguaje, sí así es, pero porque primero estaba esa semilla de la narrabilidad (bajo otra perspectiva, la gramática, o la construcción es siempre "algo o alguien" —sujeto de la oración—, "hace algo" "con una finalidad" —predicado—). De esta manera lenguaje y narrativa son unidad o dos maneras de hablar de un mismo hecho mental dividido en dos partes y momentos evolutivos.

En ciencia actualmente se habla de la "identidad narrativa", ¿en qué se basa?, en que somos aquello que contamos y cuentan de lo que somos (ambas se retroalimentan, por lo menos en las personas "saludables", si uno sólo se atiene a su propia narración, tenderá a distorsionar la realidad y su realidad). Dos partes o formas de memoria dan fe de tal hecho. Por un lado está la memoria episódica (en la que buscan los psiquiatras), la de todos aquellos hechos que nos han acontecido, y la memoria autobiográfica, que es aquella de los hechos que contamos y queremos relatar de la identidad que "escogemos" entre todos los datos en bruto (imbricado con el sesgo de autoconfirmación). Una flaqueza de esta memoria es que se distorsiona, ya que al mencionar el tamaño del pez que hemos pescado, lo agrandaremos (según carácter y honestidad), de tal forma que con el tiempo la memoria lo recordará como enorme (igual circunstancias para todos los hechos, así como que omitamos y empequeñezcamos lo malo de nuestras vidas; el contacto de personas que compartan el mismo hecho nos "ajusta" a una memoria más "real").

Mi crítica a la crítica de Byung Chul Han. Ha sido el posmodernismo el primero que ha puesto en jaque a la narrativa, y si se recuerda, este es parte del posestructuralismo como una crítica o revisión del estructuralismo. Este trataba de buscar nexos comunes en todas las culturas, sus estructuras constituyentes o el andamio del ser humano, pero el posmodernismo se fijó en que en toda estructura emergía una dualidad de la realidad, donde una parte del dual giraba desde el primero: occidental/no-occidental, cristianismo/no-cristianismo, hombre/mujer, heterosexual/no-heterosexual, héroe/villano, etc. En el último ejemplo sale a relucir que el villano sólo existe en tanto que existe el héroe, luego su existencia sólo es en tanto que existe el primero. Bajo esta perspectiva el posmodernismo, a través del "deconstructivismo", pone en jaque tal dualidad, duda de la legitimidad de tales duales y la primacía de uno de los dos lados. Tal situación explica nuestro momento actual en la guerra cultural, donde el lado "oprimido" —culturas no-occidentales y/o colonizadas, movimiento LGTBI y las mujeres— reivindican la "falsedad" de tal construcción narrativa (muerte del metarrelato). Esto aquí contado no es una interpretación, es la base de toda teoría crítica moderna, la bandera del feminismo de la tercera y cuarta ola, así como de la teoría Queer (de todo este lenguaje vienen algunos conceptos que se escuchan ahora como el de "hombre deconstruide", un hombre, en teoría, que ha de olvidarse del "viejo" lenguaje, que en el fondo es patriarcal, por permanecer en las antiguas estructuras).

Mi punto de vista. Al igual que el lenguaje nació con la estructura para la narrabilidad, los relatos (cuentos, historias, leyendas) daban cuenta de otras estructuras de la condición humana. El héroe solía ser un hombre, porque es el lado masculino de la naturaleza el que es más propio para tal estructura. No es patriarcal, como en muchas mitologías se puede ver, pues en todas ellas hay diosas o heroínas, como es Atenea (de la guerra, entre otras cosas) o artemisa (de la caza) en la mitología griega. También daban cuenta de hechos como la ambigüedad sexual en mitos como el de la Hermafrodita. Si se quiere fue el cristianismo, o la "muerte" de la mitología clásica a sus manos (el paganismo), el que orientó todo hacia una narración más patriarcal, pero aun así no lo consiguieron, porque la virgen María hace el papel de madre diosa y en el imaginario popular tiene más "éxito" que el propio Dios (Dios apenas si tiene representaciones —estatuas, pinturas—, mientras que la virgen María está por doquier), aunque se mantenga el dual donde Dios es el principal eje.

Así, en el momento actual, el cine y la narrativa "woke" "destruye" o trata de dar la vuelta a toda la estructura existente, tratando de "imponer" su propia forma de relato (por ello no destruye el relato o a los metarralatos, sino que lo sustituye por el propio), donde en muchos casos el trans (en la serie Euphoria el trans era el menos "malo", pues todos lo eran al ser una serie que mostraba la decadencia de occidente), la mujer, o el no-occidental, son los nuevos buenos y el nuevos héroe/heroínas (a destacar que la persona con más poder ahora es la "mujer maravilla", cuestionable, no estoy muy metida en este mundo). Bajo esta situación los "nuevos relatos" o la readaptación de los relatos (la sirenita, la nueva versión de "el señor de los anillos", etc.), nacen no para restituir o crear, sino para destruir y manipular, bajo el punto de vista del hombre, hetero, blanco occidental y todos aquellos herederos de tal cultura o relato. Este punto es sostenible si se tiene en cuenta que no se crean nuevo relatos con nuevos héroes, sino que se hacen a partir de relatos ya existentes (se revisan todos los cuentos —o hasta la propia Barbie— bajo un nuevo prisma).

Esta crítica no anula de forma completa el punto de vista de Byung Chul Han, sino que, si acaso, la complementa. Es cierto que ya no se lee tanto y por ello nadie sabe del relato original como para cuestionar el nuevo relato (antes "sagrados", ahora vilipendiados). Los nuevos relatos, sin basarse —no siempre— en las estructuras de la condición humana, y sin la trascendencia de los viejos relatos, parecen vacíos y falseados. Dos de ellos, para mí principales, son esenciales para explicar nuestra actual crisis. El primero es la muerte del héroe. A las mujeres nos es casi igual la idea de la heroína; en nuestro fuero interno, siendo niñas, no queremos ser heroínas, no al modo de un ser con un gran poder físico como "la mujer maravilla", no creo que esté en nuestros genes. La fuerza es algo propio de lo masculino, como sale a relucir en los deportes, contra los cuales no podemos competir. Pero al echar a tierra el concepto de héroe, quiere decir que nadie lo puede ser, ningún hombre por falta de legitimidad del nuevo relato y ninguna mujer porque no es nuestro "sino". La muerte del Héroe empezó con la idea de la "muerte de Dios", después por la ilegitimidad de los reyes y finalmente por la ilegitimidad por parte de los políticos, los cuales no deben querer serlo, ni nadie legitimarlos con tal rasgo. Lo que muere, por ello, no es el héroe, sino la legitimidad de la autoridad. Antes había que creer en el mandato divino y seguirlo en vida. El rey era un representante de Dios en la tierra, dejó de serlo y perdió su autoridad. ¿Qué queda?, hoy se supone que lo hemos de sustituir con la razón (seguimos bajo la secuela de "la era de la razón", el socialismo lo es, es un cristianismo laico). Si ha perdido vigencia todo lenguaje, ya no tiene sentido la bandera, la patria, ni nada. Nada es legítimo y si nada lo es, ya nada ni nadie puede autoimponerse como la voz de la autoridad.

La segunda clave, según mi punto de vista, es el haber perdido el concepto del demiurgo, aunque tal muerte no es actual, sino que nace con las grandes religiones, sobre todo de las hebraicas. Lo demiúrgico no es el bien o el mal, es el poder si moral, sin dictados, caprichoso, como así lo es la propia naturaleza, que crea vida y la destruye (el Dios del antiguo testamento es más demiúrgico que el del Nuevo Testamento). En ese sentido el "pecado" del racionalismo es heredar parte del metarrelato del cristianismo (heredero y mezclada con la filosofía aristotélica en occidente), donde belleza, bien y verdad son unidad, quedándose sólo con una parte de lo real y negando la otra, o volviéndola como lo que gira o "entorpece" uno de los dos estados de la realidad (bajo este punto de vista, el posmodernismo nunca acabó realmente con el metarrelato, solo con lo que le "molestaba"). Siendo así, el progre, las nuevas izquierdas indefinidas, lo woke, se creen herederos de la "verdad" racional donde belleza, bien y verdad son unidad, y han puesto a todo aquel que se le oponga en el otro lado del dual (Derecha, hombre no-deconstruide, heterosexualidad y mentalidad occidental).

Si se analiza Europa (y todo el bloque occidental del primer mundo), la criminalidad está creciendo porque los cuerpos de seguridad no pueden ejercer violencia sobre los violentos. Los propios políticos tienen que rechazar todo tipo de violencia por parte del poder, aunque sea el caso que los ciudadanos estén quemando la ciudad o traten de lograr la autodependencia (caso Catalán en España). En Suecia se está generando un segundo poder en la sombra desde las mafias, lo mismo está empezando a ocurrir en Holanda (buscar en YouTube). Que lleguen al año 180.000 personas en embarcaciones a tus tierras, antes era considerado una invasión, hoy no: es inmigración a la que hay que ubicar entre los países, y aunque haya una gran crisis de viviendas y alto nivel de desempleo (en España ponen mil pegas a que inmigren los latinoamericanos —nuestra misma identidad—, pero entran musulmanes a miles —doble moral—; aconsejo al que quiera venir a España que se llegue a algún país africano y que venga a España en patera). Ningún político quiere hacer de demiurgo, sólo opera el lado "salvático" del héroe, donde este no tiene que infringir ningún daño a nadie ni nada (idea naif, puesto que en realidad se daña a todos —inmigrantes y nativos—, sino a corto plazo, sí a largo plazo, como se va viendo en Europa).

Por todo ello tanto lo que dice Byung Chul Han (como análisis sociológico, donde el relato se ha acortado a lo mínimo y ha perdido todo su trasfondo mitológico —Storytelling—), como lo aquí expuesto tienen sentido. Por mi parte ya no veo series nuevas donde insulten de forma metódica a los hombres y por ello a mi padre, tíos, hermanos y amigos…, (masculinidad tóxica) o insultan lo occidental, al hetero o lo blanco, etc. con total impunidad, pues lo de ellos no se puede considerar "delito de odio" (no creo que la "salvación" y lo justo sea castigar y tratar de aniquilar al opuesto: es una política del resentimiento y desde la envidia). No creo en los políticos, porque ya ninguno de ellos es un héroe, no sé de los que nacen ahora, como Milei, Bukele, Meloni e incluso Putin, si se les analiza desde lo demiúrgico —bien y mal, para un bien mayor—, quizás haya alguna esperanza. Bajo este lado de la lucha cultural, alguien como Pedro Sánchez es el villano, para ellos ya lo es cualquier Derecha, pero sobre todo alguien como Bukele, Meloni o Abascal. Por ello, se quiera o no, el metarralato sigue girando con los duales héroe/villano, sólo que cada cual pone de un lado u otro al que lucha a su lado. La muerte del metarrelato, siendo así, es sólo un mito, pues nuestra mente sólo puede ser mitológica y narrativa, donde la razón sólo es otro mito más. 

Offtopic, somos el dual instinto/razón, o si se quiere ser más moderado emoción/razón, odiar uno de los dos lados, es odiar nuestra naturaleza demiúrgica (en la mitología tenemos algo de divino y de demoníaco a la vez —pecado del árbol del bien y del mal, o mito de Lucifer como el que nos dio la luz —lucifer proviene de luz, en realidad era venus que es el planeta que se ve al amanecer y al caer el sol, lucifer: el que trae y se lleva la luz), como representación de la conciencia y la libertad—).




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