La Falsa Muerte del Ego


 Como estamos en una sociedad narcisista e individualista, tenemos a los intelectuales que nos merecemos. Que no crecen, que no salen de su infantilismo intelectual. El complejo Peter Pan nos define y lo hace especialmente entre los pensadores, críticos y artistas.

¿De qué va todo esto?, de la identidad. Hecho: cuando nos deja una pareja (o la dejamos), entramos en una pequeña crisis de identidad, donde en la siguiente pareja buscamos lo contrario de la anterior, como para rectificar nuestro "error", claramente exagerando los rasgos contrarios. De igual forma tratamos de ser lo contrario de lo que la pareja perdida criticaba o incluso repudiaba. El estado actual es igual, no nos referenciamos a través de la realidad que somos, sino a través de reaccionar a como creemos que tenemos que ser en sociedad, sobre todo por lo eternamente cambiante de las tendencias de las redes sociales.

La realidad es mucho más sencilla. Pongamos dos analogías. Todos tenemos un registro de voz muy concreta, igualmente la podemos modular a más chillona, de bebé, o ronca, etc., pero lo que es mi voz, es el registro que ES sin tratarla de modular (a mi mente viene la serie "new Girl" y el papel de Zooey Deschanel: modulaba la voz cuando se sentía insegura y cuando trataba de "reparar" un error o para encajar en las situaciones o con las personas). En otra analogía, una frase tiene un mensaje, que representa su "identidad", pero esa frase la puedo construir de muchas formas: cómica, seria, poéticamente, cursi, muy elaborada, simple… Indiferentemente de como la escriba su mensaje (identidad) no cambia, sólo la matiza (contextualidad, según la jerga posmoderna).

Al hilo de lo dicho, en las redes sociales las personas han "descubierto" que es imposible encajar con todo el mundo. Si "modulas" tu personalidad de forma fija, es posible que no encaje con muchas personas, pero sin embargo si se modula la "identidad" entre varios registros, es posible encajar con más personas y que por ello se tenga más visitas, seguidores y like's. Por lo tanto no somos esa multiplicidad de "signos" o no son identidades reales. Son simulacros, como ya profetizara Baudrillard, son camuflajes. De cualquier forma siempre son potencialidades de cada persona, al modo aristotélico, pues por muchas cosas que uno haga, uno intenta no hacer algo que sea inmoral o que nos sea impropio. O sea, se pone unos límites y juega con tales límites, al modo de los límites en los que un péndulo se puede mover, pero a sabiendas que su identidad está en el centro de todo ese maremágnum de expresiones, entonaciones o modulaciones de su ser.

Resumen: estamos en un mundo en crisis, potenciado por el hecho que el movimiento de las izquierdas socaba los fundamentos de la cultura occidental, la cual es culpable de todo. Tal estado es similar a cualquier otro tipo de crisis existencial y de la personalidad a nivel individual. Actuamos casi como "payasos", porque si alguien nos critica o trata de cancelarnos podemos alegar que "sólo era una farsa", que sólo estábamos bromeando o parodiando. El signo, por ello, es el miedo a ser simplemente nosotros mismos, aderezado de querer encajar con todos. Un error detrás de otro. En nuestra vida cotidiana no se da esta misma realidad, o quizás poco a poco por contagio de las redes: en nuestros entornos más familiares y de confianza no se dan ese tipo de modulaciones o cambios. Son las redes sociales las que "empujan" la realidad a ese estado distorsionado de las personalidades y las identidades. El Arte se deja contagiar más por el estado de las redes, que por el estado familiar humano, más trivial, monótono y gris, pues como es sabido el aburrimiento es aquel estado alienado en el que no es posible la narrativa, y puesto que "pensar es narrar", el aburrimiento es lo inenarrable, el vacío de significado, la muerte del Ser.



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